Inbox (poema)
Primer acto:
Un día
respondiste una story de mi Instagram y de ahí comenzamos a conversar más
seguido.
Ya nos ubicábamos
pero nunca nos habíamos dado la oportunidad de realmente conocernos.
Me gustaron
tus fotos.
¿Sabes
cómo?
En una
semana rompiste todas las métricas que tenía para evaluar el amor.
La persona
tiene estudio. La persona es simpática.
La persona
le gusta leer. La persona aprecia la poesía.
La persona
tiene excelente gusto musical.
La persona
me hace sentir muy bien…
Giré
cuatrocientas noventa y dos veces en la cama pensando en ti.
Doscientas cuarenta
y seis para la izquierda.
Doscientas cuarenta
y seis para la derecha.
Cada vuelta
alternada.
Bebí mi
café pensando en ti y en mi libreta te hice un garabato.
Comencé varías
líneas de poesía sin punto final.
Dejé como
siete poemas a medias.
Y dejé de
voltear a ver a otras personas.
Cada
respuesta tuya me hacía vibrar.
Sin tenerte
y sin poseerte me sentí tan tonto.
Me quería
dejar ir como gordo en tobogán.
Realmente atrapaste
mi atención, ¿sabes?
Segundo acto:
Un día me
sentí incómodo con un comentario tuyo.
Los días
posteriores fueron tensos.
Tú decías
que era mi culpa que yo me sintiera así.
Yo sólo te
expresaba abiertamente como me sentía.
Yo me
resignaba a la idea de no poseerte pero quererte.
Yo me resignaba
a que tus noches eran con alguien más.
Yo me
resignaba a… no sé. A ser yo, supongo.
A escribirte
poemitas de 16 líneas incompletos.
Te pregunté
que si todo estaba bien.
Te pregunté
que si algo te ofendía.
Expresaste que
el que yo me sintiera incómodo te molestaba.
Terminé disculpándome
por ser tan nena.
Tercer acto:
Comenzaste a
dar respuestas hostiles y hoscas.
“Es tu
culpa que te sientas así”.
Y luego me
mostraste tu orgullo.
Y tu lado
ofensivo.
Un día me
dijiste
“Excelente,
no se puede hablar contigo”
Y me sentí
ofendido e indignado.
Y me sentí
desconocido y despreciado.
Los
segundos se hicieron minutos, horas, días.
Después de
un par de semanas, ahí quedó todo.
En una
conversación que ya no quise responder
Y cuya
última línea concluía en un: “sólo molestaba”.
Veamos cuando
puedo durar sin escribirte.
Si piensas
que no voy aguantar, cosita.
Pregúntale a
“Kassandra” cuánto llevamos sin hablar.
“Te extraño, pero no necesito que estés aquí”
Mikapiensa
18 de Julio, 2019
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