sábado, 9 de enero de 2021

Otra carta (poema)

 


Un día de un mes de un año.  

 

¿?

 

Tenía mucho que no levantaba mi pluma y escribía un nombre sobre el papel.

Gracias, supongo.

Son las 3:00 am y estoy pensando en ti, en la vida y en muchas preguntas.

Nos pasamos media vida persiguiendo algo o alguien

una meta, un sueño, una ilusión.

¿A dónde hemos llegados?

 

Todos los días me levanto y no me reconozco.

Todos los días tengo que reconstruirme para que en la noche mis sueños y mis pesadillas me destruyan.

Las preguntas que me ahogan.

¿Cómo?

¿Por qué?

¿Qué me faltó?

¿Qué no tuve?

¿Cuándo?

 

Quisiera tener respuestas, ¿sabes? Pero no.

Sólo tengo una pila enorme de trabajo interno.

Para nada es queja.

 

De repente apareces de nuevo con tu naturaleza de tormenta.

Grande, fuerte, viajera.

                Me baño en la lluvia refrescante que es verte y tenerte cerca.

Cuento las nubes que se presentan en tu cuerpo a manera de lunares y paso mis manos por la corriente torrencial que es tu cabello hasta que te hartas y con tu voz eléctrica me pides que me detenga.

Yo me quedo callado, sonrío y te observo.

Tan única y singular en mi vida como lo eras ese día de ese mes de aquel año, después caigo en cuenta, saludo a mi sonrisa y le pregunto:

¿Hace cuánto no nos vemos?

 

Te miro fijamente y en mi imaginación te abrazo, acaricio tu rostro y hago fotografías mentales de ti, de tu voz.

Estoy consciente de que como siempre, te irás y de nuevo me quedaré en este vacío existencial, pero por esta noche, déjame tatuarte en mis pensamientos, déjame grabar tu imagen y sentir de nuevo algo, esa chispa, ese calor, esa ilusión.

 

¿Te molesta si la llamo amor?

 

El amor es una llama sin sitio, sin dolor ni imagen.

Después regreso a ti, a tu diálogo, a tus ideas y tu pensar.

Tú me hablas de tu amante y del sujeto que dices que es el amor de tu vida; yo me quedo callado muriendo de envidia. Mis inseguridades se apoderan de mi cuerpo de nuevo.

En mi piel sólo quiero abrazarte y con mis labios callar los tuyos pero en mi mente yo me pregunto:

¿Por qué no puedo ser el amor de tu vida?

¿Qué me falta?

 

Entristezco un poco pero agradezco a la vida por tenerte cerca una vez más y recordarme que aún puedo sentir. Tú sigues hablando, yo sigo retratándote en mi mente.

 

A ti te molesta mi mirada, yo me pregunto

¿Por qué? ¿Qué sientes? ¿Qué piensas?

 

Quisiera que mi mirada fuera más dulce y cálida pero creo que sólo expreso cariño, nostalgia y deseo.

Yo quiero que me mires y puedas leer mi rostro;

yo quiero que te acerques y que con tus labios me borres todas las dudas que tengo en estos momentos.

 

Mi deseo me invade,

yo quiero sentir tu cuerpo.

Tú te quejas de los hombres que sólo piensan en poseerte,

¿Cómo te explico que en estos momentos muero por besarte?

¿Cómo te explico que yo no busco ni busqué eso en ti hasta hoy?

¿Cómo te explico que en años no había sentido deseo por ser poseído por alguien?

 

Mi cuerpo es una invitación a tus manos a recorrerlo;

mis manos son un barco deseoso por cruzar el océano de tu cuerpo y mis labios la unidad de medida adecuada para sacar tus dimensiones.

 

Me baño en tu desinterés, te doy tu espacio y agradezco a la vida por dejarme verte una vez más.

Gracias al ser superior a mí que permite mi camino cruzarse con el tuyo por casi un día.

 

Ahora te dispones a dormir,

yo te observo mientras muero por refugiarme en tus brazos.

Tú me regalas 60 centímetros de espacio entre nuestros cuerpos.

 

La noche da paso al día,

yo oculto todo el cariño que siento por ti en estos momentos y que se me desborda por la mirada.

Tú no lo notas pero mis ojos te están gritando.

Mi mirada es el viento del Sahara que cruza el océano por acariciar “el amazonas” de tu rostro.

De nuevo soy preso de tus lunares y me arrodillo en tu voz.

Tú me cuentas de ti, de tu vida, de tus desilusiones.

Tu conversación se siente áspera, yo sólo te escucho.  

De nuevo las preguntas aparecen…

¿Qué haces aquí?

¿Qué tienes que enseñarme?

¿Qué sientes?

 

Mis cartas y mis poemas a pesar de ser mi demostración de amor más pura y honesta, te fastidian.

Tu nariz te fastidia, yo la amo.

Escuchándote, por un momento mi corazón se enciende porque en tantos años tu esencia se mantiene. Entonces sé que no estoy equivocado.

Sé que vales la pena para mí aunque yo no para ti. Entonces mi corazón te extraña como la fosa de Mariana extraña a la cima del Everest.

 

Entre tú y yo está tu celular, este se siente como el Atlántico.

 

No estoy diciendo nada, lo siento.

No estoy pensando nada, lo siento.

No estoy pidiendo nada, lo siento.

 

Llevamos un par de horas despiertos y yo ya pensé en todas los escenarios en los que puedo besarte.

 

Cuando sonríes, el mundo me dice:

“Eso es todo, no hay más”

 

Pienso en besarte. Mi temperatura aumenta y tu mirada de ser lluvia se convierte en infierno. Ahora cargo con una culpa perpetua y en mi imaginación te estoy besando. Las paredes de mi cuerpo se derrumban y me miras, y me ahogas con tu mirada. El miedo me invade, mis piernas tiemblan, mis manos sudan y yo no hago nada. Sé que te irás, sé que no me pensarás ni extrañarás.

 

Lo más culero de verte partir es que no te irás. La noche te devolverá a mi mente mientras tu descansas tranquila en otro lado. Entonces yo me pregunto si el sol extraña a la luna o si Venus pide regresar a Urano, yo me quedo pidiendo que aunque sea por una noche, tú regreses a mí.

 

Nuevamente las conversaciones de la amistad cobran sentido.

¿Por qué tengo que soportar esto?

 

De nuevo pienso en ti y no te beso.

¿Cómo te pido que me beses in que pienses que sólo quiero sexo?

 

Al final me quedo callado, queriendo y extrañándote.

 

No importa cómo o qué hagas, lo harás bien. Aquí te guardaré en mi cariño y mi recuerdo. Me quedaré despierto hasta las cinco de la mañana deseando tu beso.

 

Con eso viene otro poema, otra carta.

 

Te quiere

Mikha

 art by: 

https://www.deviantart.com/smileyg