jueves, 18 de julio de 2019

Inbox (poema)

Inbox (poema)

Primer acto:
Un día respondiste una story de mi Instagram y de ahí comenzamos a conversar más seguido.
Ya nos ubicábamos pero nunca nos habíamos dado la oportunidad de realmente conocernos.
Me gustaron tus fotos.
¿Sabes cómo?

En una semana rompiste todas las métricas que tenía para evaluar el amor.
La persona tiene estudio. La persona es simpática.
La persona le gusta leer. La persona aprecia la poesía.
La persona tiene excelente gusto musical.

La persona me hace sentir muy bien…  

Giré cuatrocientas noventa y dos veces en la cama pensando en ti.
Doscientas cuarenta y seis para la izquierda.
Doscientas cuarenta y seis para la derecha.  
Cada vuelta alternada.

Bebí mi café pensando en ti y en mi libreta te hice un garabato.
Comencé varías líneas de poesía sin punto final.
Dejé como siete poemas a medias.
Y dejé de voltear a ver a otras personas.

Cada respuesta tuya me hacía vibrar.
Sin tenerte y sin poseerte me sentí tan tonto.
Me quería dejar ir como gordo en tobogán.
Realmente atrapaste mi atención, ¿sabes?

Segundo acto:
Un día me sentí incómodo con un comentario tuyo.
Los días posteriores fueron tensos.
Tú decías que era mi culpa que yo me sintiera así.
Yo sólo te expresaba abiertamente como me sentía.

Yo me resignaba a la idea de no poseerte pero quererte.
Yo me resignaba a que tus noches eran con alguien más.
Yo me resignaba a… no sé. A ser yo, supongo.
A escribirte poemitas de 16 líneas incompletos.  

Te pregunté que si todo estaba bien.
Te pregunté que si algo te ofendía.
Expresaste que el que yo me sintiera incómodo te molestaba.
Terminé disculpándome por ser tan nena.

Tercer acto:  
Comenzaste a dar respuestas hostiles y hoscas.
“Es tu culpa que te sientas así”.
Y luego me mostraste tu orgullo.
Y tu lado ofensivo.

Un día me dijiste
“Excelente, no se puede hablar contigo”
Y me sentí ofendido e indignado.
Y me sentí desconocido y despreciado.

Los segundos se hicieron minutos, horas, días.
Después de un par de semanas, ahí quedó todo.
En una conversación que ya no quise responder
Y cuya última línea concluía en un: “sólo molestaba”.

Veamos cuando puedo durar sin escribirte.
Si piensas que no voy aguantar, cosita.
Pregúntale a “Kassandra” cuánto llevamos sin hablar.
Te extraño, pero no necesito que estés aquí

Mikapiensa
18 de Julio, 2019