Un día de un
mes de un año.
¿?
Tenía mucho que no levantaba
mi pluma y escribía un nombre sobre el papel.
Gracias, supongo.
Son las 3:00 am y estoy
pensando en ti, en la vida y en muchas preguntas.
Nos pasamos media vida
persiguiendo algo o alguien
una meta, un sueño, una ilusión.
¿A dónde hemos llegados?
Todos los días me
levanto y no me reconozco.
Todos los días tengo que
reconstruirme para que en la noche mis sueños y mis pesadillas me destruyan.
Las preguntas que me
ahogan.
¿Cómo?
¿Por qué?
¿Qué me faltó?
¿Qué no tuve?
¿Cuándo?
Quisiera tener respuestas,
¿sabes? Pero no.
Sólo tengo una pila
enorme de trabajo interno.
Para nada es queja.
De repente apareces de
nuevo con tu naturaleza de tormenta.
Grande, fuerte, viajera.
Me
baño en la lluvia refrescante que es verte y tenerte cerca.
Cuento las nubes que se presentan en
tu cuerpo a manera de lunares y paso mis manos por la corriente torrencial que
es tu cabello hasta que te hartas y con tu voz eléctrica me pides que me
detenga.
Yo me quedo callado, sonrío y te
observo.
Tan única y singular en mi vida como
lo eras ese día de ese mes de aquel año, después caigo en cuenta, saludo a mi
sonrisa y le pregunto:
¿Hace cuánto no nos vemos?
Te miro fijamente y en
mi imaginación te abrazo, acaricio tu rostro y hago fotografías mentales de ti,
de tu voz.
Estoy consciente de que
como siempre, te irás y de nuevo me quedaré en este vacío existencial, pero por
esta noche, déjame tatuarte en mis pensamientos, déjame grabar tu imagen y
sentir de nuevo algo, esa chispa, ese calor, esa ilusión.
¿Te molesta si la llamo
amor?
El amor es una llama sin
sitio, sin dolor ni imagen.
Después regreso a ti, a
tu diálogo, a tus ideas y tu pensar.
Tú me hablas de tu
amante y del sujeto que dices que es el amor de tu vida; yo me quedo callado
muriendo de envidia. Mis inseguridades se apoderan de mi cuerpo de nuevo.
En mi piel sólo quiero
abrazarte y con mis labios callar los tuyos pero en mi mente yo me pregunto:
¿Por qué no puedo ser el
amor de tu vida?
¿Qué me falta?
Entristezco un poco pero
agradezco a la vida por tenerte cerca una vez más y recordarme que aún puedo
sentir. Tú sigues hablando, yo sigo retratándote en mi mente.
A ti te molesta mi
mirada, yo me pregunto
¿Por qué? ¿Qué sientes? ¿Qué
piensas?
Quisiera que mi mirada
fuera más dulce y cálida pero creo que sólo expreso cariño, nostalgia y deseo.
Yo quiero que me mires y
puedas leer mi rostro;
yo quiero que te
acerques y que con tus labios me borres todas las dudas que tengo en estos
momentos.
Mi deseo me invade,
yo quiero sentir tu
cuerpo.
Tú te quejas de los hombres
que sólo piensan en poseerte,
¿Cómo te explico que en
estos momentos muero por besarte?
¿Cómo te explico que yo
no busco ni busqué eso en ti hasta hoy?
¿Cómo te explico que en años
no había sentido deseo por ser poseído por alguien?
Mi cuerpo es una
invitación a tus manos a recorrerlo;
mis manos son un barco
deseoso por cruzar el océano de tu cuerpo y mis labios la unidad de medida adecuada
para sacar tus dimensiones.
Me baño en tu desinterés,
te doy tu espacio y agradezco a la vida por dejarme verte una vez más.
Gracias al ser superior
a mí que permite mi camino cruzarse con el tuyo por casi un día.
Ahora te dispones a
dormir,
yo te observo mientras
muero por refugiarme en tus brazos.
Tú me regalas 60 centímetros
de espacio entre nuestros cuerpos.
La noche da paso al día,
yo oculto todo el cariño
que siento por ti en estos momentos y que se me desborda por la mirada.
Tú no lo notas pero mis
ojos te están gritando.
Mi mirada es el viento
del Sahara que cruza el océano por acariciar “el amazonas” de tu rostro.
De nuevo soy preso de
tus lunares y me arrodillo en tu voz.
Tú me cuentas de ti, de
tu vida, de tus desilusiones.
Tu conversación se
siente áspera, yo sólo te escucho.
De nuevo las preguntas
aparecen…
¿Qué haces aquí?
¿Qué tienes que
enseñarme?
¿Qué sientes?
Mis cartas y mis poemas
a pesar de ser mi demostración de amor más pura y honesta, te fastidian.
Tu nariz te fastidia, yo
la amo.
Escuchándote, por un
momento mi corazón se enciende porque en tantos años tu esencia se mantiene. Entonces
sé que no estoy equivocado.
Sé que vales la pena
para mí aunque yo no para ti. Entonces mi corazón te extraña como la fosa de
Mariana extraña a la cima del Everest.
Entre tú y yo está tu
celular, este se siente como el Atlántico.
No estoy diciendo nada,
lo siento.
No estoy pensando nada,
lo siento.
No estoy pidiendo nada,
lo siento.
Llevamos un par de horas
despiertos y yo ya pensé en todas los escenarios en los que puedo besarte.
Cuando sonríes, el mundo
me dice:
“Eso es todo, no hay más”
Pienso en besarte. Mi temperatura
aumenta y tu mirada de ser lluvia se convierte en infierno. Ahora cargo con una
culpa perpetua y en mi imaginación te estoy besando. Las paredes de mi cuerpo
se derrumban y me miras, y me ahogas con tu mirada. El miedo me invade, mis
piernas tiemblan, mis manos sudan y yo no hago nada. Sé que te irás, sé que no
me pensarás ni extrañarás.
Lo más culero de verte
partir es que no te irás. La noche te devolverá a mi mente mientras tu
descansas tranquila en otro lado. Entonces yo me pregunto si el sol extraña a
la luna o si Venus pide regresar a Urano, yo me quedo pidiendo que aunque sea
por una noche, tú regreses a mí.
Nuevamente las
conversaciones de la amistad cobran sentido.
¿Por qué tengo que
soportar esto?
De nuevo pienso en ti y
no te beso.
¿Cómo te pido que me
beses in que pienses que sólo quiero sexo?
Al final me quedo
callado, queriendo y extrañándote.
No importa cómo o qué
hagas, lo harás bien. Aquí te guardaré en mi cariño y mi recuerdo. Me quedaré
despierto hasta las cinco de la mañana deseando tu beso.
Con eso viene otro
poema, otra carta.
Te quiere
Mikha
Wow no tengo palabras para describir lo que hacen sentir tus palaras, te han dicho que alteras el corazón, Wow creo podría leer cientos de poemas/ cartas tuyas.
ResponderEliminarsabes esas dudas existenciales abundan en mis noches solitarias es bueno saber que en esos sentidos no estoy tan sola como pensaba.
espero nunca dejes de escribir seria un crimen atroz..