
Genteeeeeeeeeeee!! Miercoles!! Y hoy no les traigo poesia :( (noo esperen! No se vayan!) para traerles algo... diferente, por ahi me han preguntado que si no escribo otra cosa aparte de poesia y la respuesta es si.... me gusta escribir a ratos fragmentos de alguna de las novelas que he iniciado pero nunca he terminado.
Y ¿Por que historia de un minuto?
Porque es mas o menos el tiempo que les toma en leerla... creo yo :)
Inspiracion? Pues no es poesia ni nada... no se la verdad
Dedicacion?Negativo :)
Historia de un minuto (uno)
Al abrir la puerta de la oficina lo único que pudo percibir su nariz fue ese dulce y embriagante olor a fresa salvaje, “delicioso… exquisito”, fueron las palabras que utilizo Manuel Díaz para describir semejante fragancia.
Al entrar completamente a aquel recinto, fácil y rápidamente pudo deducir a quien pertenecía semejante fragancia. Solo se encontraban en el la secretaria y el encargado de la limpieza que vaciaba los botes de basura en su carrito de desperdicios. Aquella secretaria era como el estereotipo clásico de una mujer oficina y mujer pelirroja que se podía observar en las películas y la televisión. Aquella mujer que aguardaba atrás de aquel escritorio rustico y elegante que realzaba sus encantos de algún modo. Su cabello pelirrojo brillante y que se observaba fácilmente que era natural, su nariz respingada, sus ojos grandes y penetrantes que se encontraban tras unos lentes de armazón negro, sus pequeñas pecas en sus pómulos con ese toque de rubor, sus labios delgados y brillantes que desprendían un olor a cereza debido a su lip gloss y que probablemente sabían también a cereza, su cuello el cual exponía un collar dorado con la imagen de algún santo al final, su vestimenta que resaltaba su belleza; aquella blusa abotonada color durazno que ocultaba su busto que no parecía enorme y voluptuoso pero se apreciaba que era firme y redondo, un chaleco negro resguardaba su esbelta figura y su falda negra que no permitía apreciar sus delgadas y bien torneadas piernas, 1.65, 1.67 máximo era su estatura y para finalizar esa esencia olor fresa salvaje que había embriagado la nariz de Manuel Díaz desde el momento que entro.
-¡Buenos días! Soy el Ingeniero Manuel Díaz y tengo una cita con el Licenciado Herrera- se presento así mismo mientras extendía la mano para estrechar la mano de la secretaria y con la esperanza de que esta se presentara así misma
- Mucho gusto, soy Adriana Rivas, el Licenciado Herrera lo esta esperando- mientras ella correspondía el saludo por cortesía. Al contacto de manos el pudo apreciar las frías y suaves manos de Adriana, estas eran delgadas y suaves.
-Permítame anunciarlo – comento en tono suave Adriana, mientras presionaba un botón en el intercomunicador – El ingeniero Díaz esta aquí para verlo Licenciado –
-hágalo pasar en un minuto- respondió una voz aguardentosa que salía del altavoz
- Entendido- respondió Adriana, mientras Manuel la observaba con meticulosidad.
Después de unos instantes de silencio, Adriana le hablo a Manuel
-ya puede pasar-
Y a pasos cortos Manuel paso a un lado de ella embriagado en aquel exquisito perfume y antes de abrir la puerta que lo llevaría con su objetivo se detuvo un momento y dijo con voz firme
-disculpa… si no es mucho atrevimiento me gustaría invitarle a cenar esta noche-
Adriana alzo la mirada a través de los lentes y lo observo con recato. Aquel hombre de 1.78 de estatura, 80 kilos de peso, corpulento y de escasos 25 años pero su corte de pelo juvenil, su cambio de lentes de contacto a lentes de armazón y aquella barba de candado negro azabache le daban un aire de madurez haciéndolo pasar fácil por 28 a 30 años, “el tipo no nada feo pero igual solo es un interesado mas” pensó Adriana mientras respondía
-por supuesto, solo hay un inconveniente-
-¿Cuál es? – respondió inmediatamente Manuel
-Somos tres, mi esposo, mi hija y yo – respondió sagazmente Adriana, dado que esta respuesta siempre había corrido a todos esos pretendientes superfluos e interesados. Después de un corto silencio, Manuel, después de razonar y de su meticuloso análisis sobre aquella secretaria que no era mayor a los 23 años y le parecía increíble que fuera una mujer casada y con hijos respondió
-¡Perfecto! Deme su dirección y yo paso por los tres- contesto con aires de grandeza.
Adriana sorprendida por el entusiasmo de este último y sorprendida debido a que no esperaba aquella respuesta se limito a darle su dirección y su teléfono. Aquella treta de su esposo e hija serian descubiertos pero si Manuel había aceptado era por algo.
Después de analizar minuciosamente la dirección, la cual eran unos departamentos en los cual el había participado en la instalación eléctrica y por ende conocía correctamente la ubicación de estos últimos se limito a responder
-¡Perfecto! Nos vemos a las 7:30. ¿Le parece bien?
- Si… ¡Si claro! No hay problema- contesto Adriana mientras por su mente buscaba el modo de cómo cubriría su mentira.
Y así Manuel Díaz abrió la puerta con aires de victoria a donde lo recibiría su anfitrión….
Michel Zamudio Sánchez
04/08/11
antes de la frase de la semana... como extra les dejo mi unico libro-novela que he "terminado" :) y es relativamente corto, son 35 hojas contando todo (portada, indice, etc.) al final el puro contenido asi de lectura neta son como 29 hojas y asi, si leen rapido y bien facil en una hora se lo chutan si no es que menos :)
El Diario de un tonto
solo denle click :3
La verdad me gustaria mucho que lo leyeran y me dejaran su opinion, que piensan y todo eso, si la armo de escritor o de plano agarro de hobby otra cosa :) y ajaam :) para los que ya tuvieron el placer de leerlo pues igual su comentario me anima mas a seguir escribiendo :D
La frase es justamente con la que abro el libro :)
A todos los tontos que viven vidas tontas, asi como yo he decidido vivir...
Michel Zamudio