domingo, 15 de septiembre de 2013

Crónicas de Mikha: He sido liberado





Hola, me llamo Michel y tengo algo que contarles.

Probablemente hoy no escriba nada poético, posiblemente se aleje de un escrito normal y se acerque a lo que es el dramatismo, pero es algo personal, es algo que siento necesidad de compartir antes de que pase más tiempo, antes de que la memoria y el tiempo comiencen a arrancarme lo que siento y las palabras para describirlo.

Para comenzar tengo que hacer una pregunta.

¿Qué se siente estar enamorado?

Y de ahí partir de otro punto, yo nunca me había enamorado, así es, tenía arriba de veinte años y nunca supe lo que era estar enamorado. No sabía el por qué.

Alguna vez llegué a conocer a alguien que me hubiera gustado sentir todo eso que te describen en un enamoramiento. Ya saben, las mariposas, el corazón acelerado, el aire. Con el paso del tiempo y el giro que dieron las cosas, eventualmente llegué a sentir algo.

Llegué a ver a esa persona y sentir como la fuerza me abandonaba de las piernas, lo más cercano que tengo para describir esa sensación, es cuando estás peleando y recibes un golpe en la barbilla/quijada y se siente un escalofrío, como un corto en las piernas, como si recibieras una descarga eléctrica en la punta de los pies y esta te recorriera hasta el centro de tu cabeza, después sientes perder el control de tus piernas y una sensación como si estás se doblaran, se rompieran, pero todo sin dolor. Después sentía como si me golpearan en la boca del estomago, no sólo un golpe, varios, pero todos con una fuerza moderada para no lastimarte pero tampoco para dejarte respirar bien. También sentía como si alguien clavara sus dedos en medio de mis costillas y me alzara de ellas, sentía como los dedos se introducían entre los espacios de mis costillas y tocaban mis pulmones, y me dolía, no me dejaba respirar bien. Sentía como si dos manos gigantes me tomaran por el cuello y me apretaran con una piedad que iba más allá del sadismo, era como si me asfixiara un poco, sólo un poco, como si deseara verme morir poco a poco, esa sensación de irse quedando sin aire, de sofoco… y para “terminar”, también sentía un hormigueo intenso en los puños, en los brazos, como si estos perdieran toda su fuerza, como cuando te quedas dormido sobre ellos demasiado tiempo y se te duermen y no los puedes volver a mover hasta tiempo después. A veces, cuando mi mirada se cruzaba con la de esa persona, quizá pocos saben esta sensación, pero sentía como si me dieran una patada en el pecho, una de esas patadas que son con toda la planta del pie, como empujando. Quizá resulte difícil de asociar las sensaciones porque la mayoría son golpes, pero es mi modo de describirlas, práctico artes marciales desde que tengo 17 años (sin la intención de ser presumido), entonces he recibido patadas al pecho, a la cara, golpes en casi todos lados, entonces si les resulta difícil de asociarlo, disculpen.

Regresando al tema, más de una vez conté lo que sentía y muchos me dijeron que eso se siente cuando se está enamorado, yo siempre me rehúse a aceptar ese diagnóstico, ¿cómo era posible que el enamoramiento doliera tanto? ¿Cómo? Nunca tuvo la suficiente lógica para mí, ¿cómo era posible que una sensación tan maravillosa pudiera causar ese malestar? Y puedo continuar haciendo muchas preguntas que van de la mano de eso. Nunca terminaría, siempre me dio vueltas en la cabeza, más de una vez me esas preguntas me despertaron a las tres de la mañana buscando una respuesta a ellas y no la encontraría, eventualmente comencé a dejar esas preguntas de lado, ignorarlas y comencé a disfrutar de lo que hago, de lo que hacía en ese entonces, dejé todo eso que me agobiaba de lado y fui libre, viví y disfrute.

Con el paso del tiempo y los giros que da la vida, dejé de ver a la persona que causaba eso en mí, dejé de encontrarla casualmente en la calle, en el camión, dejé de buscarla en las calles de la ciudad, porque yo sabía que nuestras rutas no se encontraban tan separadas de lo normal y que quizá con un poco de suerte ella podría responder mis preguntas. Simplemente nos dejamos de ver completamente. Pero aun así, dentro de mí habitaba ese terror, no era miedo, era terror, ese terror de un día cualquiera la vida nos volviera a juntar por alguna razón misteriosa y yo me volviera a quebrar y revolcar en esa sensación que causaba, de que un día yo pudiera estar con mi pareja y de la nada ella apareciera y causara esa sensación de inseguridad en mí, me decidí a vivir en el exilio del amor, no tendría pareja durante años, según yo.

Después de un año y meses de mi exilio, alguien “apareció”, y pongo entre comillas, porque es alguien que ya estaba ahí, desde hace mucho tiempo estuvo ahí pero fui muy ciego o distraído y no me daba cuenta. Y las cosas se dieron y por primera vez en mi vida me enamoré, y confieso que la sensación es completamente diferente a lo que me habían dicho del enamoramiento. Es tan diferente que no tengo palabras, adjetivos, argumentos, letras suficientes para describirla, no me había pasado algo tan poderoso aun, y vaya que me han pasado cosas “interesantes” e impactantes… tan impactantes como decir que una vez me atropelló un camión de pasajeros...

Regresando al tema, las cosas pasaron, y estoy feliz y enamorado, pero así como la vida tiene sus giros, sucedió lo inevitable, la vida tiene ese modo de que en algún punto de ella te obligará a enfrentarte a tus demonios, no sabes si será hoy, mañana, en diez años o cincuenta o si la fortuna te sonríe y nunca te enfrenta a ellos. Y siempre tienes esa pequeña espina clavada en algún punto de tu pecho, esa presión que ahí está, como un dolor placentero, una extraña relación de masoquismo entre tus miedos y tú. 

El día de ayer fue ese día, la vida me puso frente a frente a uno de mis más grandes dolores, ante mi demonio. Ante eso que no me dejaba vivir tranquilo, pero la diferencia es que ahora me encontraba enamorado y con mi pareja, tengo que confesarlo, todo fue bien, todo fue bueno, me sentí fuerte, no me quebrante, en un principio me sentí ansioso pero me di cuenta que todo estaba bien, me sentí seguro e incluso en un punto de la madrugada hice un brindis a favor de ella y le desee lo mejor y fue sincero, no hubo mentira alguna en todo eso que salió de mi boca. Enfrenté a mi miedo, bebí, conviví y le desee lo mejor, lo pude ver a la cara y sonreírle, entonces me di cuenta que había sido liberado, que no cargaba ya con ese peso sobre mi espalda, esa espina sobre mi pecho, que estoy bien, que estoy feliz. Que cada vez estoy disfrutando más de lo que hago, de lo que vivo, de lo que me rodea. Y quizá no tenga sentido para muchos, pero para mí me resulta algo de lo mejor, me siento libre de una manera que va más allá de lo que había sentido alguna vez, simplemente siento que todo está perfecto.

Me amo a mí, amo mi vida y amo a mi pareja.   

He sido liberado…

                                Gracias Ana


TL;DR: me encontré con mi último trauma y lo superé, chan chan! 

Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido…  

3 comentarios:

  1. So happy for you! Gracias por el commentario que dejaste en mi ausencia. Honestamente me dolio un poquito porque todavia no sabia (y sigo de esa manera) si escribir poesia es halgo que voy a seguir haciendo. De qualquier manera voy a tratar de continuar y espero que tu tambien.

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