miércoles, 14 de diciembre de 2011

Historia de un minuto: dos Y TRES! (historia)

Gente!! Es miercoles! me van a odiar, les traigo MUCHO que leer D:

Y hoy les traigo algo que me han pedido mucho mis "fans", hace unos meses subi "historia de un minuto #1" y crei que a nadie le gustaria pero hasta eso, tuvo mucha aceptacion y me pidieron que subiera otra, la continuacion de la historia uno u otra historia de igual intensidad, incluso hubo quien me pidio que usara su nombre para personaje de alguno de mis historias. Hoy les traigo "Historia de un minuto #3"
¿Y la dos?
PUES! no la iba a subir! me la iba a guardar para mi solo y otra persona que ya la leyo, pero debido a que me pidieron que fuera doble, por que no? ahi les va! :) disfrutenlas x)

Inspiracion & dedicatoria?
la inspiracion no se, me gusta escribir y son cosas medio cliché y pues no tengo a quien dedicarsela.

Ah y se llaman "Historias de un minuto" porque son historias cortas :)

para los que no leyeron la uno, aqui se las dejo
Historia de un minuto: uno



Historia de un minuto (dos)

-¡¿Que haces allá arriba?! – gritó Karen mientras observaba una figura en techo de la casa
-espero… - respondió una voz de hombre con su silueta apenas distinguible por la sombra que le proporcionaba el sol del atardecer
-¿Qué esperas?- respondió animosa Karen
-A que vinieras…- respondió la silueta que al dar un paso al borde de la casa se pudo observar como en su rostro se dibujaba esa sonrisa picara
- ¡eres un tonto! – Gritó Karen desde la puerta de la casa mientras que con una mano cubría el poco sol que aun quedaba pero le encandilaba la vista – ¡Baja!- volvió a gritar con gran ánimo
- no… mejor tu sube- y mientras dijo esto dejo caer las llaves de su casa por el borde – ahí están las llaves, la grande abre la chapa de abajo y la de en medio con 3 agujeros abre la chapa de arriba, con eso y ya sabes la dirección, pones seguro cuando entres- dijo esto mientras se alejaba del borde del techo.

Le tomó 3 minutos el remover los seguros de la puerta, entrar, cerrar de nuevo con seguro, subir corriendo las escaleras, atravesar el cuarto de Marcelo para salir por la puerta de atrás que conectaba a un cuarto por el cual se podían utilizar las protecciones de la ventana como escaleras para subir al techo.
-ciento ochenta… - dijo Marcelo tranquilamente mientras le ayudaba a terminar de subir al techo
- ¿ciento ochenta?... ¿ciento ochenta que? – Preguntó confundida Karen
- ciento ochenta segundos fue lo que te tomo subir desde la puerta hasta aquí – y mientras terminaba su oración se abalanzo sobre ella con un abrazo. Le dio un abrazo como nunca había abrazado a alguien, como si hubiese resucitado de la muerte y regresado a verlo a el exclusivamente, sus brazos la enrollaron como la anacondas sobre el cuerpo de Karen y su cabeza se apoyo con fuerza sobre la unión entre su hombro y su cuello.

- Karen… te amo… - fueron las palabras que salieron de su boca mientras su voz disminuía de volumen hasta llegar al silencio, Karen se quedo helada. No tenía palabras para corresponder la acción y si no tenia palabras mucho menos acciones que respaldaran lo que sentía en esos momentos. Karen estaba contenta por volver a ver a Marcelo, después de tanto tiempo que el se había perdido de su vida.

Marcelo era un joven de 20 años de grandes ojeras, nariz grande, labios delgados, pelo lacio alborotado y negro, 1.75 metros de altura y posiblemente unos 80 kilos de peso. Karen era una joven de 18 años de piel bronceada, ojos grandes y expresivos, cabello ondulado y alborotado, labios carnosos y partidos y nariz redondita, 1.72 metros y unos 60 kilos de peso.

-pero… - Karen no tenia palabras, estaba enmudecida. Después de un breve silencio, Marcelo la soltó y la tomo por la mano para llevarla al centro del techo de su casa.
- siéntate – ordeno Marcelo amablemente, Karen sorprendida no tuvo mucha opción mas que obedecer. Una vez sentados los dos comenzó la charla
-Y… ¿ya eres feliz con “f” mayúscula? – pregunto Marcelo mientras volteaba a ver el sol de las 6:45 de la tarde.
-… este… - el silencio invadió la boca de Karen
- No te preocupes… supongo que tal vez si, supongo que tal vez no… me alegra mucho que vinieras… honestamente… mi vida ha parecido mucho mas difícil desde que no estas tu, por alguna razón desde que te fuiste todo se me junto. Problemas, escuela, familia, etc. Etc. Etc. Y miles de veces sentí que moriría de ganas de ir corriendo a buscarte gritando tu nombre y refugiarme en tus brazos como si fuese un crio recién nacido. Pero no lo hice, forma parte de madurar y crecer como persona el aprender a solucionar toda esa carga por cuenta propia, tal vez hice un poco de trampa y pedí ayuda… pero al final del día no soy perfecto.
-oh… no sabia eso… - comentó Karen y antes de que pudiera continuar Marcelo volvió a interrumpir
-si lo se… y disculpa si te dije “te amo”. Pero en este tiempo me di cuenta que a pesar de todo lo que ha pasado… eres tu con quien me gusta estar y de algún modo tu presencia se ha vuelto necesaria en mi vida. Aunque claro… a ti todo eso te da igual- esta última frase causo que se frunciera el ceño de Karen
-yo no te amo… pero… necesito de ti… oh… ¿Cómo haces para siempre hacerme dudar?
-yo no te hago dudar, tú dudas solita por no estar segura de tus palabras…- al terminar su oración, Marcelo, se adueño del brazo de Karen mientras el sol comenzaba a ocultarse –me alegra que estés aquí, a mi lado… compartiendo esta puesta de sol…
- a mi también me alegra estar aquí…- añadió Karen.

Y mientras el sol continuaba por ocultarse Karen se recargo sobre el hombro de Marcelo y dejaron que el silencio reinara infinitamente esperando el fin de ese momento tan raro.

Historia de un minuto (tres)

Esa tarde hacia más frio de lo normal. Aun me pregunto que era lo que pasaba por mi mente, simplemente me limité a tomar mi mochila y le metí una libreta, un par de plumas, la lapicera y un borrador. ¿Por qué lo hice? No lo recuerdo bien. Después tome mi abrigo y aprovechando que había salido temprano del trabajo, salí a aquella plaza en la que ella y yo solíamos sentarnos a platicar.

Aquella plaza se veía tan solitaria ese día, quizá por el frio que hacia esa tarde de invierno. Decidí no darle mucha importancia y entre las pocas personas que transitaban ese día encontré aquella banca que a pesar de los años aun seguía con vida.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había estado ahí? ¿Cuatro años? ¿Cinco?

La nostalgia recorrió mi cuerpo mientras sentía el frio metal sobre mi espalda mientras me dejaba recostar lentamente sobre la banca. Sentía que de nuevo era joven y podía recordar todas esas conversaciones que tuve con… ¿Cuál era su nombre? Karina… si Karina se llamaba. Aquella chica de pelo castaño con la que siempre platicaba y reía por alguna tontería, comencé a recordar que peleábamos seguido y que a pesar de nuestras continuas peleas siempre terminábamos riendo, ella se recostada en mi hombro para terminar sentada de algún modo extraño en aquella banca mientras la gente pasaba y se nos quedaba viendo como si fuéramos pareja. Pero nunca fuimos nada, más que amigos.

Seguí recordando aquellos tiempos cuando era mas joven y no me daba cuenta de las cosas. Ella con su sonrisa y las platicas tan tontas que teníamos ¿Cómo podíamos hablar de cosas tan tontas? O tal vez en ese entonces yo no era tan maduro y por eso ahora me parecían tontas. Resignado a seguir recordando el pasado, saque la libreta y el bolígrafo negro, comencé con dibujos de forma irregular, ojos, bocas, facciones de algún rostro que aun podía recordar y que tal vez me hubiera gustado ver una vez mas. Después comencé a escribir palabras que se fueron transformando en oraciones que se convirtió en un párrafo que no tenia sentido. Alguna conversación del pasado de algún tema que nunca llego a la conclusión.

¿Cuando comencé a escribir mensajes que nadie leería?
corriendo por la montaña de la ilusión me caí por el tobogán de chocolate para regresar a la banquita de juguete donde estaba la reina de las nieves esperando al perro que le ladraba a la luna que se me olvido en tu boca.

Después de aquel párrafo sin sentido paso por mi mente
¿Por qué nos dejamos de hablar?
Si éramos tan amigos y pasábamos tanto tiempo juntos, incluso creo que un par de veces me acompaño a fiestas familiares y yo con ella de igual manera, ¿fue el final de la universidad cuando nos separamos? No, nos dejamos de hablar tiempo antes, yo recuerdo que le prometí que ella me acompañaría a mi graduación pero después nos dejamos de hablar así de la nada. Ah… ya recordé… le dije que me había enamorado de ella, no lo tomo nada bien de eso estoy seguro y nada mas un día así de la nada desapareció.

Después de haber recordado el motivo por el cual nos dejamos de hablar continúe escribiendo y haciendo garabatos en aquella libreta que no tenia culpa de lo que había pasado hasta que paso algo que llamo mi atención. Una silueta de una mujer ya madura con una carriola y abrigada hasta los dientes. Su modo de protegerse del frio hacia parecer a mi pequeño abrigo como una playera primaveral, y su bebé abrigado de igual manera y muy apenas sus ojos eran apreciables. De algo estoy seguro, sus ojos eran iguales a los de su madre. Después de pasear un rato por la plaza y yo de seguirla con la mirada se volteo hacia donde estaba yo sentado, nervioso, sentí como la sangre se me acelero porque había descubierto que la seguía con la vista. Para pasar desapercibido me puse a escribir en mi libreta la letra de una canción

Hello my love, It's getting cold on this island.
I'm sad alone, I'm so sad on my own.
The truth is we were much too young
now I'm looking for you or anyone like you
**Koop – Island Blues**

Me sentí asfixiado cuando vi que se dirigía a la misma banca en la que yo me encontraba sentado. Podía sentir una cachetada o algún reclamo de que la acosaba, pero no fue así. Lo único que escuche fue una dulce y cálida voz

-¿Puedo? – Dijo temerosa
-Si, ¡claro, adelante tome asiento! – mientras quitaba mi mochila para que tuviera mayor espacio para sentarse.
- Hace frio, ¿No? – continuo la conversación mientras volteaba la carriola para poder jugar con una sonaja con su hijo
- algo…- musité
- no se como no tienes frio con ese simple abrigo – añadió como si tuviera años de conocerla y tuteándome, pero no me sentí ofendido, al contrario
- ya vez, uno que es bien rudo y el frio no le hace nada – continúe altaneramente.
-¿Vienes seguido por aquí?
- No, tenía años sin venir a este lugar. Hace unos instantes comencé a recordar cosas que antes hacia aquí muy seguido con una amiga pero sin ningún motivo en particular deje de hacer y desde entonces deje de venir.
- yo aun vengo aquí seguido – añadió – también venía con un amigo y nos divertíamos mucho, pasábamos horas hablando tonterías y peleando. Eran buenos tiempos – finalizó con nostalgia y antes de que pudiera decir algo continuo – ¿puedo ver tu libreta?
- si… claro… seguro – respondí confundido mientras la hojeaba con detenimiento.
-¡Koop! Esta canción… haha – dijo mientras se dedico a hojear la libreta – que curioso es tu modo de escribir… eso aun lo conservas.
- ¿Conservas? – y antes de que pudiera hacer otra interrogante saco el celular de su bolsa para consultar la hora
-Bueno, me tengo que ir. Mi marido me espera, adiós, es bueno saber que estas bien, estuve preocupada mucho tiempo por ti- añadió mientras se levantaba y acomodaba la carriola dejándome en un silencio total. Después de eso sentí una sensación de mareo, ganas de vomitar y mis piernas temblorosas. Guarde mis cosas y volví a mi casa mientras todo el camino iba preguntándome
¿Quién rayos era ella?
La respuesta llegó justo cuando di el primer paso dentro de mi casa

-¡Karina! – grité incontenible. La había tenido a unos centímetros de mí y hablé con ella. Después recordé toda la historia. Ella y yo éramos muy amigos y yo me enamoré de ella pero ella tenia su novio y planeaba casarse con el. Yo le dije que estaba enamorado de ella y yo fui el que se alejo de ella, no la quise volver a ver porque no soportaría el hecho que ella estuviera casada y que yo no hubiera sido correspondido. Mientras recordaba toda la historia las lágrimas comenzaron a desbordarse por mis mejillas. ¿Como fue posible que si la llegue a amar la hubiera podido olvidar tan fácilmente? Después continúe desmoronándome lenta y dolorosamente cuando me di cuenta que no le pude preguntar como había estado ella, como iba con su familia y que había sido del resto de su vida. Esa noche llore amarga e inconsolablemente hasta que perdí el conocimiento.

Después de ese día comencé a ir a la misma plaza, a la misma hora con la esperanza de volverla a ver y poder platicar y pelear de nuevo con ella. Pero nunca la he vuelto a ver.


Espero que les hayan gustado :)

"Es que me deleito tanto escuchándome inventarte en mi prisión es mi sueño preferido y no quisiera un día notar que este encuentro no me sucedió jamás."
Fernando Delgadillo - Entre pairos y derivas

7 comentarios:

  1. wow, me gusto mucho e imagine todo...sabes! me hizo recordar un encuentro que yo esperaba conmucho anhelo y que al darse fue doloroso:) son cosas que pasan en la vida, y esta es una historia muy linda!...Dalia

    ResponderEliminar
  2. Esa cancion la pone mi hermana todos los dias, esta bien bonita jaja la de entre pairos y derivas! ademas queda PERFECTO con tu historia que de un minuto no tiene nada! (afortunadamente)
    Encantadoor :)
    me gusta como las escribiste! aparte terminan interesante y tambien como empiezan.. como si hubieras tomado un pedazito de una historia larga (Y).

    ResponderEliminar
  3. Qe boniiitho me wsthO mucho micheL .. Sigue acii :)

    ResponderEliminar
  4. La segunda me gusto, yo también e pasado momentos incomodos pero muy buenos :)
    La tercera honestamente me atrapaste! En los últimos parrafos pudé imaginarme todo y sentir algo de lo que el protagonista sentía :)
    Muy buen trabajo, sigue escribiendo así n___n

    ResponderEliminar
  5. Como ya te dije hace algunos momentos, no pude evitar leerlo un par de veces. Y es que para tu ego y nuestra fortuna, es posible casi sentir la misma nostalgia que tus personajes, felicidades :).

    ResponderEliminar